RSE

Hace algunos días se inauguró en el Museo Gaiás de Santiago de Compostela la Colección Orinoco, una de las muestras más representativas del mundo etnográfico latinoamericano, después de haber recorrido varios países europeos como Alemania,  Francia, Suiza, República Checa, Finlandia, Rusia, Dinamarca y  Eslovenia, donde ha tenido una acogida extraordinaria.

La muestra llega a España por vez primera, algo que para nosotros tiene varios significados, en primer lugar por los vínculos tan estrechos que nos unen a ese país, de amistad, de tradición, de negocios y hasta  por el origen de nuestro apellido.

Pero más allá de eso, llevar la Colección Orinoco a la Península Ibérica es para mí un homenaje a las doce etnias que han poblado la selva amazónica del sur de Venezuela,  las cuales han enriquecido el acervo cultural del país con sus rituales, sus costumbres, y  su sabiduría natural, para permitirle ahora a un sinnúmero de visitantes conocer de cerca una realidad esencial dentro de la identidad nacional venezolana.

Al mismo tiempo, llevar Orinoco a España en esos magníficos espacios del museo Gaiás de Santiago de Compostela, es la culminación de una tarea que nos llevó más de 30 años de trabajo, de recolección de objetos, de investigación, de documentación de una zona mágica y de su extraordinaria riqueza en su belleza natural más genuina,  para  ofrecérsela ahora a un país que siglos atrás fue testigo del devenir de esos mismos habitantes, lo que nos llena de orgullo y satisfacción.

Opiniones

“Detrás de un tratado de libre comercio existe el propósito limpio y honrado de unir a los seres humanos”… Escuché esta frase del economista peruano Hernando de Soto y me pareció que describe perfectamente el espíritu de la integración regional que durante décadas hemos buscado en América Latina.

Es cierto que a lo largo de los años hemos realizado diversos intentos por lograr la integración,  firmando una gran diversidad de acuerdos comerciales y de cooperación, pero hasta ahora  no hemos alcanzado ese objetivo. Es por ello, que durante mi participación en un foro con líderes empresariales de América Latina recientemente hice énfasis en los factores que considero esenciales con miras a lograrla, como el establecimiento de objetivos compartidos, visión de futuro, capacidad para asumir compromisos, liderazgo, una normatividad clara, mecanismos de aplicación eficientes y sobre todo, voluntad política sostenida.

Un ejemplo  de lo que debemos aspirar lo constituye la Alianza del Pacífico, porque considero que este acuerdo firmado por Chile, Colombia, México y Perú es quizá el esfuerzo más cercano a lo que debería ser una integración real en la región.

Esta alianza que busca lograr progresivamente la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas, y  comienza a dar  desde ya, pasos claros y firmes hacia esa dirección, con la eliminación de visado entre sus miembros y los planes de apertura de embajadas conjuntas.  Se trata sin duda, de un gran ejemplo de visión a futuro y unidad rumbo a un fin común para nuestro continente que debemos seguir con atención y ayudar a replicar.