Jerry Perenchio, un empresario que creó historia para los hispanos de Estados Unidos

Hace unos días recibí la triste noticia del fallecimiento de mi gran amigo, Jerry Perenchio, quien fuera un exitoso y astuto empresario, poseedor de una gran visión innovadora.  Enseguida comencé a recordar con aprecio y nostalgia los momentos gratos que viví con él, y los desafíos que encaramos para cumplir el sueño de incursionar en el mercado hispano de Estados Unidos con un canal de televisión que ofreciera al público programación totalmente en español. La idea era crear contenidos que pudieran satisfacer plenamente las necesidades de información y entretenimiento de los hispanos, un sector apenas incipiente que en ese momento daba escasos indicios de que se convertiría en la primera minoría del país.

Cómo olvidar aquella gran aventura que emprendimos en 1992 Jerry Perenchio, Emilio Azcárraga Milmo y un servidor, con la compra de Univisión. En ese momento el proyecto era todo un reto y pocos confiaban en él. Sin embargo, nosotros seguimos adelante con gran determinación, convencidos de que el incipiente mercado hispano podía llegar a ser algo mucho más contundente.

Reconozco que fue una compra arriesgada, pero en conjunto logramos construir una nueva forma de producir para los hispanos; una televisora con contenidos afines a esta gran comunidad que crecía rápidamente; contenidos que les permitían mantener sus vínculos con sus orígenes y a la vez crear sentido de comunidad y pertenencia en Estados Unidos.

Apostamos y acertamos y Univisión se convirtió muy pronto en una gran fuerza comunicacional y en un referente dentro del medio televisivo de Estados Unidos.   Se trató de una sociedad tan exitosa que culminó con la venta del Canal en USD$12 billones en 2007, enmarcándose en la historia como una de las jugadas más exitosas en la industria.

De Jerry admiré siempre su visión en los negocios, su conocimiento de los medios de comunicación, su forma de animarnos a soñar y su filantropía, que lo llevaba incluso a realizar acciones de grandísima generosidad, al ser totalmente anónimas.

¡Gracias por los momentos compartidos, Jerry, te recordaremos siempre!!